La microbiología en la medicina veterinaria

La ciencia de los microbios, tanto patógenos como no patógenos que se relacionan con animales y otros seres vivos, se conoce como microbiología. Es una rama de la biología que estudia estos diminutos seres y determina si sus asociaciones son ventajosas o perjudiciales tanto para sus huéspedes como para ellos mismos. 

El diagnóstico de enfermedades animales, la elección racional de medicamentos y la comprensión de las funciones que desempeñan diversos microorganismos en relación con la salud y la producción animal, así como sus interacciones con los entornos naturales dentro de los mismos sistemas ganaderos, son posibles gracias a la microbiología, que es un campo de estudio crucial para los veterinarios.

El médico veterinario zootecnista puede aplicar enfoques microbiológicos flexibles y que requieren poco equipamiento y esfuerzo gracias a los conceptos fundamentales que aporta el campo de la microbiología. Sin embargo, es crucial destacar que la microbiología para la formación de estos médicos desafía las ideas preconcebidas de la microbiología convencional, que se centra principalmente en los microorganismos patógenos y orienta a los estudiantes hacia el estudio de los microorganismos con importancia médica, ecológica y productiva.

El estudio de la microbiología veterinaria permite comprender las bacterias y microorganismos que afectan directamente a los animales, así como los que repercuten en las personas a través del contacto directo con los animales.   El estudio de los microbios y su crecimiento, así como los cambios que provocan en los seres vivos, incluidas las plantas, los animales y los seres humanos, así como en los objetos inanimados, es el objetivo de la microbiología.

La microbiología veterinaria implica la prevención y gestión de todos los agentes etiológicos, para lo cual se establecen medidas higiénicas que impidan la propagación de microorganismos en los diversos entornos que podrían servirles de hábitat. Además, se hace hincapié en el cuidado de los animales para prevenir diversas enfermedades que podrían ser provocadas por microbios específicos. 

Esto se traduce en el control de los distintos agentes etiológicos, que se lleva a cabo aplicando medidas antiepizoóticas y recurriendo a la vacunación contra las enfermedades que lo permiten.